Expediciones y pioneros
En 1760 un científico de Ginebra, Horace-Bénédict de Saussure, ofreció 20 táleros a los primeros montañeros que consiguiesen encontrar una ruta hasta la cumbre del Mont Blanc, la cual llevaba tiempo observando durante las anteriores expediciones que había realizado al macizo. Se sucedieron varios intentos hasta que el día 8 de agosto de 1786, dos aficionados bien entrenados de Chamonix, Jacques Balmat (buscador de cristales de 24 años) y el doctor Michel Gabriel Paccard, quien quería observar el comportamiento de un barómetro aneroide a esa altitud, subieron hasta la cumbre pasando por Grands Mulets y bajaron sanos y salvos, siendo ésta la primera ascensión. La expedición fue considerada en su tiempo absolutamente extraordinaria, también debido al aura de supersticiones, leyendas y tabúes que rodeaban a la montaña. En la cima se quedaron durante media hora, el tiempo suficiente para que Paccard pudiera comprobar la acción de la presión atmosférica con el barómetro de Evangelista Torricelli, confirmando la teoría de Blaise Pascal (y repitiendo el experimento llevado a cabo a su instancia por Florin Périer, su cuñado) sobre la reducción de la presión al aumentar la altitud.
Un año después, el 3 de agosto de 1787, el promotor de esta aventura, Horace-Bénédict de Saussure, pisó también la cumbre, acompañado por su criado, Jacques Balmat y dieciocho personas entre guías de Chamouni y portadores para llevar diversos equipos científicos. En la cima mandó instalar una tienda de campaña antes de proceder al cálculo de la altitud, efectuando mediciones que sirvieron como primera aproximación sobre la altitud de la cima. Entre todos transportaban víveres, una escalera, una cama, una estufa y un laboratorio científico con higrómetros, barómetros, termómetros y otros instrumentos de medición. Tras esta expedición y otras dedicadas a la geología, la botánica y la cristalografía de los Alpes, escribió libros como Relation abrégée d'un voyage à la Cime du Mont-Blanc: en août 1787 y Voyages dans les Alpes.
La primera mujer en alcanzar la cima fue Marie Paradis, el 14 de julio de 1808, acompañando a Jacques Balmat. La segunda ascensión femenina fue la de la alpinista y periodista Henriette d'Angeville, el 4 de septiembre de 1838, que publicó un diario de su ascensión. En cuanto a la primera ascensión invernal femenina, fue la de Isabella Stratton en 1876.